"Cuando me muera quiero que me toquen cumbia" es una investigación que da a conocer la realidad que se vive en las villas. Sin hacer apología, el periodista Cristian Alarcón se interna en esos barrios para vivir por sí mismo las situaciones típicas de aquellos laberíntos.
El autor comenzó el trabajo cuando hubo un caso de gatillo fácil que hizo que idolatren a la víctima, un ladrón de 17 años que, según varios testimonios, robaba a quienes tenían mucho y lo repartía con los que no tenían, una especie de Robbin Hood.
El periodista chileno relata el día en que mataron a Victor Manuel "El Frente" Vital y prosigue con las historias de sus amigos, de su madre, que lo acompaña durante su estadía por la villa, y hermanos. De esta manera, Alarcón teje una red de relatos que siempre recuerdan a aquel chico asesinado.
El libro es fácil de leer, es llevadero pero hay que estar atento a los nombres porque son muchos y se relacionan entre sí.
En las entrevistas cuenta cómo las personas mayores terminaban viviendo en la villa y cómo, en caso de los jóvenes, robaban.
El escritor refleja hechos como tiroteos, o las corridas de los vecinos hacia algún delincuente, son cosas de todos los días en los pasillos de las villas. Los cuerpos marcados por impactos de balas, son signos de fortaleza y suerte por continuar con vida.
En esta investigación se puede llegar a entender el por qué del odio de los vecinos para con la policía. Pero algo llamativo es cómo las madres se dan por vencidas tras la lucha por que sus hijos dejen de robar y por sobretodo, dejen la droga que los lleva a realizar esos actos de vandalísmo.
Ivana Freije [Soundtrack: Here we are. Silicon Fly]
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