viernes, 11 de mayo de 2012

No va más

“De la ruleta te quiero llevar. Roja la sangre, verde el paño de la libertad, pero mi suerte es negra, mis dientes van a estallar”. Los Piojos de la canción “Ruleta” del álbum“Verde paisaje del infierno”.






Por Ivana Freije, Ayelén Casares y Brenda Gratas
“Comencé visitando el casino los fines de semana, iba con amigos. No era mucha la plata que gastábamos, 20 o 30 pesos no más. Después empecé a ir en la semana, para distraerme en los días complicados de trabajo. Cuando me quise dar cuenta, bastante de mi sueldo lo depositaba en el casino, mentía cuando decía que iba a ese lugar y hasta emprendí negocios paralelos para obtener mayores sumas de dinero. A esa altura mi familia sospechaba que algo estaba mal, no era el mismo de antes y por ello me mandaron a buscar ayuda profesional. Les agradezco que lo hayan hecho”, contó Agustín de 23 años uno de los muchos afectados por la ludopatía juvenil en Mar del Plata.
La Asociación Argentina de Psiquiatría clasifica a la ludopatía (o adicción al juego) como una conducta de juego inadaptada, persistente y recurrente, que alterase la continuidad de la vida personal, familiar o profesional. Es una adicción en la mayoría de los casos, por ello hablamos de enfermedad crónica. A su vez, define a esta adicción como el comportamiento que presenta cinco o más de los siguientes síntomas:
- Pasar mucho tiempo pensando en el juego, como experiencias pasadas o formas de conseguir más dinero con qué jugar;
- Apostar cantidades cada vez más grandes de dinero para sentir excitación;
- Haber tenido muchos intentos infructuosos por jugar menos o dejar de jugar;
- Sentirse inquieto o irritable al tratar de jugar menos o dejar de apostar;
- Jugar para escapar de los problemas o de sentimientos de tristeza o ansiedad;
- Apostar mayores cantidades de dinero para intentar recuperar las pérdidas previas;
- Mentir sobre la cantidad de tiempo o dinero gastados en el juego;
- Cometer delitos para conseguir dinero para apostar;
-Perder una relación u oportunidades en sus estudios o en su carrera debido al juego;
- Necesidad de pedir dinero prestado para sobrevivir debido a las pérdidas ocasionadas por el juego.
Pero no sólo es dura la vida de la persona que se hace adicto al juego, sino también para el que se lo proporciona. Tal es la historia de Horacio un empleado del Casino de la Ciudad de Mar del Plata, que ahora ya está jubilado, y que explicó lo rara y culposa que es la sensación que tuvo durante todos los años que vivó como casinero. “Es difícil saber y aceptar que uno vive en base al juego, y se hace doloroso cuando ves que alguien adicto, es quien ayuda, en cierta forma, a llevar el pan a tu casa todos los días”, afirmó.
Por otro lado, Javier, actual empleado del Casino, resaltó lo importante de ser imparcial y no divulgar el estado de la persona que va a jugar, pero sí de proporcionarle la alternativa de pedir una autoexclusión, un mecanismo por el cual el Casino toma una fotografía de la persona y se firma un documento para que luego de eso no pueda entrar más a ningún casino de la provincia de Buenos Aires. “Son los menos lo que toman la decisión y a su vez tampoco hay ayuda de ningún profesional. No hay un protocolo para casos en donde un jugador se larga a llorar o pide ayuda”, dijo. A su vez, destacó la cantidad de jóvenes que concurren a jugar ya que antes no era tan visto: “Se puede observar desde las 11 am que abre el establecimiento hasta las 3 am los jóvenes que van, hombres y mujeres, y su deterioro. Lo más impactante es en las mujeres porque se nota con el paso del tiempo como se dejan de arreglar y preocupar por sí mismas ya que es más el tiempo que pasan allí que en sus casas”.
 

miércoles, 28 de marzo de 2012

El Oso

Luis José es "El Oso", un hombre alejado de la civilización que por decisión propia vive en el bosque de la Ruta 226, camino a Sierras de los Padres.
Los árboles altos y frondosos decoran aquel lugar, en otoño hasta la primavera, el suelo es un colchón de hojas secas de diversas tonalidades de marrones.
Luis José se adaptó fácilmente a vivir a la intemperie, su cuerpo robusto y forzudo es de gran ayuda a la hora de trepar inalcanzables ramas para escapar de algún peligro. Su naturaleza le desarrolló más vello corporal con el fin de combatir los crudos inviernos.
Personas que dicen haberlo visto aseguran que su apariencia es totalmente fuera de lo común. Debido a su físico e historia de vida, mucha gente lo encuentra como un personaje interesante y respetable, mientras que otros, sienten desprecio, gracia y se burlan de su persona.
"El Oso" recuerda con melancolía: "Yo vivía en el bosque muy contento, caminaba, caminaba sin parar". Las mañanas y las tardes eran suyas, y por las noches se tiraba a descansar.
"Pero un dpia vino el hombre con sus jaulas, me encerró y me llevó a la ciudad", cuenta Luis José con un tono de voz embroncado. Al Oso se lo llevó el dueño del "Circo Rodas" para que sea la mayor atracción de la temporada. "En el circo me enseñaron las piruetas, y así yo perdí mi amada libertad", se lamenta
"Conformate", le dijo un tigre viejo, un hombre disfrazado para el número de los payasos. "Nunca el techo y la comida te han de faltar", le aseguró el felino y agregó "Sólo exigen que hagamos las piruetas y a los niños podamos alegrar".
Ya han pasado cuatro años de aquel calvario, de esa lamentable vida. "Nunca pude olvidarme de todo, de mis bosques, de mis tardes y de mi", comenta con los ojos llorosos.
Ahora "El Oso" pisa el suelo de su bosque, otra vez el verde de la libertad. "Estoy viejo, pero las tardes son mías, estoy contento de verdad", asegura Luis José acostado en el suave colchón de hojas bajo la sombra y el aroma de un eucaliptus.
-¿Cómo lograste escapar del circo?-
-En un pueblito alejado, en una noche sin luna alguien no cerró el candado y yo dejé la ciudad-
Luis José, "El Oso" había estado recorriendo pueblos, ciudades, países y continentes. Tantos viajes no sólo lo cansaron y estresaron sino que también lograron desorientarlo más la suma de las ganas de irse de allí, no se dió cuenta que aquel pueblito alejado, era Santa Paula, aquella localidad a pocos kilómetros de su querido bosque.





Ivana Freije                                    [Soundtrack: El Oso. Moris]

Nextweek Sumo

Come on little baby want you love me next week
I want to love you next week
Come on lady show me next week
I want to show you next week


I said come on baby know me next week
I wanna know you next week
I said come on lady do it next week
I wanna do it next week yeah!!


Dale nena dame nesquick
quiero tu nesquick
Digo, dale baby dame nesquick
te nesecito nesquick


I said come on little lady want to show me next week
I want to show you next week
I said come on lady love me next week
you wanna love me next week yeahh!!


Come on sweet dream thing
give me next week
I want to have it next week
come on lady show me next week
I wanna show you next week


Digo dale nena dame nesquik, please!!
give me nesquik
Digo dale baby dame nesquik
necesito nesquik ohaaaaaa!!


quiero, quiero, quiero

I really, I really, i really

I wanna, I wanna, I wanna

oh, oh, oh!





Ivana Freije                                [Soundtrack: Mejor no hablar. Sumo]

Luca Prodan

Salvajemente tierno. Un duro del rock en la memoria de todos.
Argentino por adopción. 34 años de una vida intensa

"Jamaica no Problem"













Ivana Freije                               [Soundtrack: Nextweek. Sumo]

lunes, 26 de marzo de 2012

Inicios del Rock Nacional

La influencia de Elvis Presley, Bill Halley & The Comets y otros despertó en los artistas argentinos las ganas de rockear. Ya en los '60 y con la incorporación del twist de la mano de Chubby Checker, el género ganó más adeptos entre cantantes y músicos locales.

Con Los Beatles a la cabeza las escalas comenzaron a alterarse. En la Argentina, programas televisivos como "Ritmo y Juventud" y "El Club Del Clan" proclamaba la llegada de la nueva ola musical. Palito Ortega, Johny Tedesco, Jolly Land, Violeta Rivas, Nicky Jones, Chico Novarro, Lalo Fransen y varios más asumieron la vanguardia juvenil del momento, pero el cambio no pasaría por ellos. Un grupo no numeroso de jóvenes rebeldes e inquietos asumió una nueva filosofía de vida que a partir del rock se extendería por el mundo.

Las pautas eran distintas y opuestas a lo establecido. Las premisas de los rockeros argentinos se apoyaban en nuevos conceptos éticos y estéticos. La idea consistía en tomar el nuevo mensaje musical y cantar en castellano los sentimientos y vivencias de quienes no estaban de acuerdo con el modelo aceptado socialmente. Como reflejo de la beatlemanía los pelos largos comenzaron a aparecer y la imagen externa sufrió cambios notables. Pero el gran cambio no pasaba simplemente por el aspecto: en bares, plazas, pensiones y otros puntos de encuentro, el rock en castellano comenzaba a ser realidad. Allí estaban Javier Martinez, Miguel Abuelo, Tanguito, Pajarito Zaguri y otros que, sin ser músicos, también compartían la flamante filosofía.

Las primeras épocas fueron realmente duras: carentes de medios, perseguidos por la policía, ignorados por los productores, incomprendidos por la prensa y el resto de los jóvenes, su radio de acción se vio circunscripto a unos escasos puntos de reunión.



En 1965 llegaron a Buenos Aires Los Gatos Salvajes, un grupo rosarino liderado por Litto Nebbia y Ciro Fogliatta, que decidieron crear un grupo a imagen y semejanza de sus admirados Beatles. Si bien ingresó en un circuito menos bohemio y más comercial, se sumó a la consigna casi utópica de cantar rock en castellano. Idean el nombre de "The Wild Cats" pero se decide por la traducción al idioma natal como "Los Gatos Salvajes" y bajo ese nombre grabaron, en el invierno del "65, su primer y único Long Play.

Un año después, el grupo cambió algunos integrantes y también su nombre original por el de "Los Gatos". En 1967 Litto Nebbia y Los Gatos dieron la primer estocada: su disco simple debut, "La Balsa"-"Ayer nomás", vendió nada menos que 200.000 copias.

El rock argentino tenía su primer éxito masivo y el movimiento cobraba fuerza. Comenzaron los festivales, los productores prestaron mayor atención al fenómeno, apareció la revista "Pinap", la legión de jóvenes se engrosó considerablemente y nuevos músicos se atrevieron a mostrar lo suyo.

Hacia 1969 se realizaron cuatro grandes festivales de música beat.

Durante este tiempo se formo Almendra de Luis Alberto Spinetta y Manal, un trío influenciado por la música afroamericana, considerado el primer grupo de blues cantado en castellano, integrado por Javier Martínez (batería y voz), Claudio Gabis (guitarra) y Alejandro Medina (bajo). Junto con Los Gatos, estas tres bandas son consideradas como la trilogía fundacional del rock argentino.

En 1970, Almendra se separó y dio origen a tres nuevas bandas: Pescado Rabioso, Color Humano y Aquelarre. Con esto se desató una ola de grandes cambios en las formaciones de las bandas y hasta intercambio de miembros entre ellas o formando nuevas agrupaciones.

Al comienzo de la nueva década se puede observar la primera diversificación real del rock como las primeras bandas heavy metal como Pescado Rabioso, Vox Dei, Billy Bond y la pesada del rock. A pesar de eso la que ganaría mas participación seria Pappo’s blues, un potente agrupación de rock y blues liderada por Pappo Napolitano, que conseguiría introducirse en el mundo heavy y blues logrando ser reconocido hasta en el exterior.

Por otro lado se da otra rama en el rock denominado Rock Acústico. Éste traería nuevos artistas como: Arco Iris, León Greco, Sui Generis, y el comienzo de Charly García, Raúl Porchetto y Pedro y Pablo, entre otras bandas.

En Caballito, de la unión de Charly García y Nito Mestre se forma Sui Generis. Miguel Peralta, cantante folklórico, se asomó un día por La Cueva,  un boliche de jazz en Pueyrredón al 1700, y aceptó como desafío y a modo de repudio cantar Vidala del angelito. Lo aplaudieron a rabiar. Muy pronto se haría llamar Miguel Abuelo. Miguel Abuelo junto con Los Abuelos de la Nada, logró un contrató con la CBS.

El tercer simple de Almendra se convirtió en un éxito: Tema de Pototo. Luego, ‘Muchacha ojos de papel’ se convertiría en otro gran clásico del rock nacional. Los festivales comenzaron a ponerse de moda. El primer concierto masivo fue el Festival Pinap, organizado por la revista del mismo nombre. 12.000 personas llegaron al lugar para ver los shows de Almendra, Manal y otros grupos de barrio. En 1969, se separan Los Gatos momentáneamente y volvieron a reunirse con Pappo reemplazando a Galiffi. Se volcaron a un estilo más rockero hasta que se disolvieron definitivamente a fin de año. La relación de los de Almendra se desgastó y terminaron separándose. Manal grabó un disco brillante, pero el sello comenzó a zozobrar financieramente y Manal se separó.

La Cofradía de la Flor Solar fue el primer grupo en intentar un modo de vida comunitario. Aparecieron en 1969, grabaron en 1971 y apoyaron a otro dúo que venía trabajando desde hace tiempo: Pedro y Pablo, es decir Miguel Cantilo y Jorge Durietz. En 1971 Vox Dei dejó grabada la primear obra conceptual: La Biblia. Los medios de difusión seguían vedados para la gran mayoría de los rockeros.

En febrero de 1970 apareció la revista "Pelo" con los objetivos de apoyar a los progresivos y diferenciarlos de los complacientes, pero eso no bastaba para apuntar a un movimiento que cada vez contaba con mayor cantidad de artistas y recitales. Los festivales B.A. Rock -organizados por "Pelo"- congregaban multitudes, pero los medios de comunicación tergiversaban los acontecimientos y las posibilidades de trascendencia masiva no eran muchas.

En 1972 comienza a surgir el movimiento Hippie en la Argentina. Ya no se necesitaban instrumentos eléctricos para comunicar el mensaje del rock. En el auditorio Kraft de la calle Florida se produjo un "acusticazo" de entrecasa. Este año también fallecería José Alberto Iglesias, Tanguito, quien recibiría una película en su memoria: “Tango feroz: la leyenda de Tanguito”. Con esto se desato una ola de violencia en algunos recitales y la policía comenzó a reprimir.

En ese mismo año aparece un grupo que ayudaría a que el rock local se masificara: Sui Generis, un dúo acústico integrado por Charly García y Nito Mestre. Ellos consiguieron ampliar el público que consumía rock por aquellos días y supieron acercar a los escenarios rockeros a los adolescentes y estudiantes.

Los grupos más populares del '75 fueron Aquelarre, Invisible y Sui Generis que con "Confesiones de Invierno" consolidó su prestigio y pegó el estirón con "Pequeñas anécdotas sobre las instituciones". Ese disco fue censurado por ser una sátira sobre la vida política del país. Tuvieron que dejar fuera dos temas, "Juan represión" y "Botas locas", y pulir otros tres. Un grupo similar a Sui Generis fue Vivencia, quienes lograron el éxito con el tema "En mi cuarto". Otro dúo acústico fue Pastoral, y su momento llegaría con su segundo disco, "El Hospicio". Ya en 1975, Sui Generis era el número indiscutido del rock argentino y su separación a fines de ese año congregó una verdadera multitud en el mítico Estadio Luna Park.

El 24 de marzo de 1976 el gobierno democrático de Isabel Perón fue desplazado por un gobierno militar, abriendo uno de los períodos más oscuros de la historia argentina, lleno de represión, censura y desapariciones. El rock argentino, al igual que la sociedad toda, sufriría el período de mayor censura de su historia, y pasó automáticamente a ser considerado sospechoso. A partir de allí, el rock tomaría más participación en la sociedad, siendo más experimental, sofisticado y conceptual. Solo algunas bandas continuaban con el estilo clásico del rock.  Un grupo sinfónico popular sería ALAS, conformado por Rodolfo Mederos y Pedro Aznar en sus comienzos.

Con la separación de Sui Generis tres nuevas agrupaciones surgieron y captaron la adhesión de un amplio sector de audiencia: Los Desconocidos de Siempre (Nito Mestre), La Máquina de Hacer Pájaros (Charly García) y Polífemo (David Lebón).

Por su parte, Spinetta disuelve Pescado Rabioso para formar Invisible, más orientado al jazz rock, y aparecen bandas como Crucis y Espíritu, influenciadas también por los sonidos sinfónicos.

La música rock era vista como subversiva por los militares, y en un discurso de 1976 el almirante Massera denunció a los músicos de rock y a sus fans como “potenciales subversivos”. Antes del fin de la década el rock se popularizó cada vez más en la escena underground.

Muchos de los pioneros del rock argentino habían emigrado al exterior en busca de nuevos horizontes. Ya no estaban Edelmiro Molinari, Miguel Abuelo, Miguel Cantilo, Aquelarre, Claudio Gabis, Javier Martinez y otros, pero Invisible, Gieco, Porchetto, Alas, Arco Iris, Soluna, Nebbia Trío, Espíritu, Crucis, El Reloj y muchos otros cubrían las necesidades de un público que seguía aumentando en número.

Revistas como "Expreso imaginario", "Estornudo", "Algún Día" y "Roll", en distintos momentos y con distintos logros, sirvieron para apuntalar la difusión del movimiento, algo en lo cual colaboraron infinidad de revistas subterráneas.

 En 1977, Crucis, la banda del momento, presenta su nueva producción, “Los Delirios del Mariscal”. Más tarde ese mismo año se separa.

El 11 de noviembre de 1977, Charly hace un recital como despedida que se llamó "Festival del amor” en el Luna Park. Allí volvería a juntarse Sui Generis de manera informal, “La Máquina de Hacer Pájaros” tocaría por última vez y estarían presentes León Gieco, David Lebon, Gustavo Santaolalla y Raúl Porchetto. Luis Alberto Spinetta, Litto Nebbia, Rodolfo Mederos y Domingo Cura participaron de un espectáculo llamado "Encuentro".

También se separa “Pappo’s Blues”, a partir de la cual se forma “Aeroblus”. Esta ultima no tendría mucho éxito debido a los constantes reencuentros de los miembros de “Pappo’s Blues”.

Se forma la banda “Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota”, mejor conocida como “Los redondos”, y que con el tiempo se convertiría en una de las bandas mas importantes del rock argentino moderno.

Al año siguiente, en 1978, uno de los pocos grupos acústicos exitosos, “Pastoral”, se separa, al igual que “Alas”. El rock argentino tuvo su primera “superbanda” exitosa, “Serú Girán”.

El genio de Charly García hizo un aporte fundamental, acompañado por excelentes músicos. Con David Lebón, Pedro Aznar y Oscar Moro, Serú Girán, fue una banda que muchos definieron como "Los Beatles argentinos". Sus letras lograron gambetear la censura del terrorismo de Estado. Con sutileza, energía e ingenio, las canciones de Serú se convirtieron en himnos para la juventud. Grabaron su primer disco en mayo de 1978, a pocos días de comenzar la euforia por el Mundial de Fútbol.

También en 1978, regresa “Pappo’s Blues”. “Nito Mestre y los Desconocidos de Siempre” presentan su primer álbum, el cual tuvo bastante éxito. Ricardo Sóule se abre de “Vox Dei”, y Litto Nebbia se prepara para radicarse en México por algunos años. El exilio alcanzo también a algunos de los miembros de “Crucis” y luego a León Gieco.

En 1979 Se inauguran en la ciudad de Buenos Aires varios boliches donde se puede escuchar rock. Entre los mas conocidos esta “La Trastienda”, donde también se ofrecen espectáculos unipersonales. Se presenta en el gimnasio cubierto del Club Vélez Sarsfield León Gieco, quien convoca miles de jóvenes que lo acompañan en el canto de sus temas.

El acontecimiento más importante del año es, sin dudas, el reencuentro de los integrantes de “Almendra”. También se vuelve a reunir el grupo “Manal”, aquel que invento el blues en castellano. Y vuelve a los escenarios de Buenos Aires Moris, después de un exilio obligado en España donde causó gran repercusión.




Ivana Freije                              [Soundtrack: Ji,ji,ji. Los Redonditos de Ricota]

jueves, 15 de marzo de 2012

Cuando duele, nunca se olvida


Como muchas otras personas, el entrevistado junto a su esposa fueron detenidos durante el último Gobierno de facto. A pedido de ellos para resguardar su identidad, se los llamarán Jorge e Inés. Al preguntarle el por qué, la mujer respondió que por seguridad, ya que uno no sabe qué puede llegar a pasar…Si los crímenes de lesa humanidad no prescriben, el miedo tampoco.

-¿En qué circunstancias se encontraba durante el golpe de Estado de 1976?-

- Me había recibido de Ingeniero Agrónomo hacía 2 años, y durante el ’75 trabajé en la Universidad de Córdoba en mi especialidad como ayudante graduado. En esa época no había concursos para ingresar a la facultad, sino que se hacían designaciones que en muchos casos, como el mío, vencían  el 30 de Marzo de ese año y se las revalidaban. Cuando se produce el Golpe de Estado del 24 de Marzo, a todos los que estábamos contratados no nos renovaron las designaciones. Fue una manera de echarnos.

Cuando Jorge quedó fuera de la Universidad, comenzó a buscar trabajo en Córdoba, pero el Ministerio de Asuntos Agrarios no estaba en condiciones de ofrecérselo, por lo que se vio obligado a viajar. En Buenos Aires se presentó en varios laboratorios agroquímicos y no tuvo suerte. “Viajé a Mar del Plata, donde vivía mi mamá con mi hermano menor, y tampoco había posibilidades laborales. Entonces  decidí ir a Neuquén. Allí vivía una tía y había muchas oportunidades”, recuerda.

Después de 2 meses en esa provincia y luego de muchas entrevistas laborales, Jorge decidió volver a Córdoba para visitar a su novia Inés y recoger del departamento de ella, sus pertenencias. “Inés-aclara Jorge- vivía con una compañera de cuarto, Alicia, quien estudiaba abogacía junto a su novio”.

Una tarde, volvían al departamento en el auto de Inés y en la puerta del edificio se encuentran con una conocida que les comentó que había estado la policía y que se habían llevado a Alicia porque acusaban al novio de ser militante del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP). “Ante esa información, sin bajar del auto, nos fuimos a buscar dónde pasar la noche”, comenta Jorge.

“Al día siguiente, mi novia tenía que presentarse a una práctica en un hospital y cometimos el error, la estupidez, de ir a su casa en busca del guardapolvo”, se lamenta. En el camino, se cruzaron con Carlos, el hermano de Jorge, le tocaron bocina y se ofrecieron a llevarlo a donde tuviese que ir luego de pasar por el departamento.

“Mi hermano se quedó con mi pareja en el auto”, se acuerda. “Cuando abrí la puerta –cuenta Jorge- me encañonaron con una pistola en la cabeza y me obligaron a entrar”.

Allí dentro había 4 militares vestidos de civil y la joven que le había avisado lo del día anterior. Al pasar el rato, sube Inés con Carlos. “En ese momento me preocupé mucho porque mi hermano llevaba una militancia muy comprometida. En mi mente decía: Acá sonó… por culpa mía”, cuenta.

Jorge, en medio de la situación, recordaba que se había deshecho de los panfletos, revistas y propagandas políticas que le daban en la universidad. Lo que él olvidó fueron unas fotografías que años atrás había tomado. “En mis primeros años en Córdoba, me dedicaba a sacar fotos. Tenía un montón. Entre ellas había varias del 25 de Mayo de 1973, cuando asumió Cámpora”, explica.  “Les había sacado a las personas, pero aparecían carteles de Montoneros y varias fotos de una casa con un póster del Che Guevara, pero en realidad había muchas porque estaba probando la máquina y analizando cuál era el foco más conveniente”, agrega.

Los militares los interrogaron, Carlos respondió con la verdad: que en Córdoba estaba trabajando. Lo dejaron ir junto a la otra chica. En el momento que Jorge lo vio irse sintió una gran tranquilidad. “A Inés y a mí nos llevaron a la central de la policía que queda frente al Cabildo en plena plaza principal de Córdoba”, cuenta.

Al entrar, le hicieron dejar el cinturón y demás cosas, le vendaron los ojos y lo interrogaron preguntándole dónde había sacado las fotografías. “Me dieron unos golpes no muy fuertes en la cabeza con la pistola, pero me apoyaban el arma en la sien, me iban a liquidar”, recuerda Jorge y comenta que en esos momentos, en los que tenía que pensar qué contestar, su mente trabajaba a más no poder. “A Inés no la golpearon, sólo la insultaron y la interrogaron con el revolver en la cabeza como a mí. Por suerte esa misma noche dejaron que se fuera”, dice.

Jorge declara que con los ojos vendados se comenzó a preocupar mucho. Lo llevaron a un asiento de material, como de mampostería, contra una pared ubicado en un pasillo techado que daba a alguna dependencia, es lo que él pudo imaginarse y cuenta que permanecía sentado todo el tiempo: “Lo único que sentías eran a otras personas a tus costados, éramos muchos”

“Estuve 3 noches y 4 días detenido. Era septiembre y hacía frío”, confiesa Jorge y explica que, si bien estaba con los ojos vendados, se podía distinguir por el resplandor entre el día y la noche. “Durante el día se escuchaba el ruido de una oficina común y corriente, las máquinas de escribir y sus movimientos. Por la tarde había silencio. Pero al caer la noche se oían risotadas, gente hablando en voz alta, se percibía cómo jugaban y cargaban sus armas. En plena noche, se sentía que aceleraban los autos con escape libre y salían. Al rato regresaban con gente que gritaba y lloraba. Era una rutina”, recuerda con una expresión poco feliz en su rostro.

Por la madrugada a los detenidos los obligaban a ir al patio interno, descubierto, a dar vueltas en círculos. Jorge agrega que siempre permanecían con los ojos vendados y que, además de denigrarlos, los solían golpear.

“Lo peor era cuando volvíamos a los bancos de concreto, nombraban a una o dos personas y se los llevaban. No volvían más, no se sabía que sucedía con ellos, pero al día siguiente traían gente nueva”. Para Jorge, esos momentos eran horribles y el terror era que dijesen su nombre.

-¿Cuándo lo liberaron?-

-Me nombraron y sabía que era de día, eso me tranquilizó mucho. Me largaron como si nada. Al tiempo, Inés se enteró que nos liberaron porque el cuñado de su compañera de departamento era militar y se había comunicado con el Jefe de las Fuerzas Armadas de Córdoba, Menéndez. Le costó su carrera, pero nos salvó la vida a todos.

La primera noche Jorge durmió en la casa de un ex camarada de estudios. Al día siguiente viajaba a Buenos Aires a reencontrarse con su novia. Antes de marcharse de Córdoba, se reunió con su hermano, le contó su experiencia y le recomendó irse a otra ciudad. “No me hizo caso. Fue el último día que lo vi”, dice con un tono de voz entristecido. Inés deja caer sus lágrimas y se produce un silencio.

Luego de su estadía en Buenos Aires, se mudó junto a Inés a Neuquén. “En diciembre nos enteramos a través de mi mamá que detuvieron a Carlos y a su novia”, comenta Jorge dejando el aire petrificado y prosigue: “Ellos militaban juntos en la juventud peronista, Carlos se vio obligado a exiliarse de Mar del Plata por ese motivo”

-En ese momento, ¿Qué hizo al respecto?-

-Con el antecedente que yo tenía, no hice nada por miedo a pasar por ese calvario nuevamente y no volver. Con el tiempo me enteré de muchos casos de desapariciones. Estoy vivo de casualidad, nací de nuevo.

La madre de Jorge, comenzó una incansable búsqueda, conoció a otras personas que estaban en su misma realidad y quisieron reunirse en iglesias, pero todos los curas les cerraban las puertas. Ante esa situación, la mujer solía viajar a Neuquén donde se encontraba el Obispo Jaime De Nevares que era el único que hacía algo al respecto. “Según contaba mi mamá- recuerda el ingeniero-mandaban cartas al Papa, al Presidente de Estados Unidos, iban a comisarías y al Ejército. Nadie le daba respuestas y la maltrataban”

“Así vivió y murió mi mamá, con la esperanza de que Carlitos apareciera”, recuerda Jorge con la emoción plasmada en su rostro.

En el año 2007, regresó a Córdoba por primera vez luego de su liberación. “Fui a un Congreso de Agronomía, pero me tomé un día y me dirigí al Banco Nacional de Registro Genético, y dejé una muestra de mi sangre para que tuvieran mis datos.”, cuenta Jorge y continúa, “es el día de hoy que no tengo ninguna noticia”. En ese viaje lo único que pudo saber es que su hermano  estuvo detenido en el centro clandestino “La Perla” en Córdoba. “No supe más nada”, comenta y nuevamente genera un incómodo silencio.

-La novia de Carlos, ¿Estaba embarazada?-

-No se sabe. Hay una versión de que sí lo estaba, pero nadie me sabe decir con certeza. Otra versión que tenemos es que el hermano de ella podría haberlos denunciado debido a que se llevaba mal con Carlos, pero nada es seguro.

Lo que Jorge sabe es que primero detuvieron a la pareja de Carlos, quien seguramente fue torturada y obligada a informar dónde se alojaban. “Fue ahí donde lo agarraron, además le robaron todas sus pertenencias”, afirma.

Jorge comenta que haría lo imposible para saber de su hermano, ya sea encontrar una tumba NN o algún nieto recuperado. “Sería de gran alivio”, confiesa dejando los sentimientos a flor de piel.




Ivana Freije                           [Soundtrack: Corpiños en la madrugada. Sumo]

jueves, 9 de febrero de 2012

Se fue el Capitán Beto por el espacio

La música llora la pérdida de un gran artista, poeta, guitarrista, cantante y uno de los padres del rock argentino
Luis Alberto Spinetta, luchó contra un cáncer de pulmón que le diagnosticaron hace siete meses. Luego de hacer pública la lamentable noticia debió ser internado e intervenido por una enfermedad diverticular. Tras ser dado de alta el 30 de enero, fallece en su casa rodeado de sus hijos Dante, Catarina, Valentino y Vera, éste 8 de febrero por la tarde.


Mentor de grupos esenciales desde los que fue regalando su impronta como Almendra, Pescado Rabioso, Invisible, Jade  y de un camino en solitario también signado por la belleza.
Décadas y generaciones gozaron y gozarán con sus hermosos acordes e incunfundible voz.
Gracias Flaco por todas esas metáforas, por tus innovaciones, por tu amor y el arte que nos dejás.


Muchacho ojos de papel llega hasta el alba. Sueña un sueño despacito entre mis manos hasta que por la ventana suba el sol.
Nos dejó huérfanos de su talento y de su maravillosa sencillez pero nos queda su bella música y su alma de diamante.


Plagaria para un niño dormido, habrá que seguir viviendo sin tu amor.
"Todas las hojas son del viento ya que él las mueve hasta en la muerte"

Gracias Flaco, que tengas buen viaje y que descances.


"Morí sin morir Y me abracé al dolor"


Ivana Freije                 [Soundtrack: Plegaria para un niño dormido. Luis Alberto Spinetta]