Los montoneros actuaron convencidos de que las luchas populares en la Argentina debían ser conducidas por el general Juan Domingo Perón. La relación con el líder se modificó cuando éste concluyó su exilio. Entre 1973 y 1976, montoneros participó de una sangrienta lucha interna en el peronismo, antes de ser aniquilada, como otras guerrilleras, por la acción militar. Cuando Perón retomó el mando inició su alejamiento para con los montoneros. Varios gobernadores que simpatizaban con la “Tendencia Revolucionaria”, fueron forzados a renunciar, mientras que el Gobierno nada hacía para frenar la represión clandestina a cargo de la Triple A. Montoneros atribuyó ésta política a José López Rega, Ministro de Bienestar Social.
El deterioro de las relaciones entre Perón y la organización armada se profundizó hasta la ruptura pública, producida el 1° de Mayo de 1974.
La muerte de Perón en Julio del ´74, agravó la crisis política. Si contener y disciplinar a las fuerzas internas de la sociedad ya había sido un esfuerzo para Perón, la tarea excedía sin dudas a la figura de Isabel. Sin embargo, todos los sectores coincidieron en que se debía cumplir con la sucesión del cargo estipulado por la Constitución. No hacerlo significaría abrir las puertas a una nueva intervención de las Fuerzas Armadas.
Montoneros, además de otros grupos armados de izquierda, desconoció la autoridad de la viuda de Perón y proclamó que el único heredero de su líder era “el pueblo”. La influencia de López Rega se acentuó, así como también la del sindicalismo.
En el primer aniversario del “Cordobazo” se dieron a conocer Los Montoneros y firmaban el comunicado sobre el “proceso y ejecución” del general Pedro E. Aramburu, acusado del secuestro del cadáver de Eva Perón y del fusilamiento de militares y civiles en 1956.
Desde 1970 hasta 1973, los montoneros actuaron para demostrar la vulnerabilidad del Estado y forzar el regreso del líder justicialisla, exiliado en Madrid. Dado que Perón daba a entender su condición de líder revolucionario, montoneros se enfrentó con los dirigentes sindicales, a los que acusó de traicionar la causa peronista.
Bajo el lema “Cámpora al gobierno, Perón al poder”, montoneros y la Juventud Peronista lograron ocupar posiciones en el gobierno de Héctor J. Cámpora pero, tras el retorno de Perón al país, y de la masacre de militares de la JP por la derecha peronista en Ezeiza; los adversarios de Montoneros recuperaron el poder y se intensificó la acción de la Triple A, apoyados por López Rega.
Luego de tres días del triunfo electoral de la fórmula Perón-Perón en 1973, Montoneros asesinó a José I. Rucci, secretario de la CGT. A pesar de ser insultados y expulsados por Perón de la Plaza de Mayo el 1° de Mayo de 1974, los Montoneros siguieron afirmando su condición de peronistas. Tras el fallecimiento de su líder, volvieron a la clandestinidad y redoblaron sus acciones armadas al tiempo que se incrementaba la represión.
Montoneros llegó a ser el grupo guerrillero más importante y mejor financiado de América Latina, especialmente cuando cobró el rescate récord de 60 millones de dólares por el secuestro de los empresarios Juan y Jorge Born.
Asesinatos:
Mataron a Rucci. La noticia iba corriendo de boca en boca entre los hombres y mujeres del poder de la Argentina del 25 de septiembre de 1973. Dicen que Juan Domingo Perón lloró por primera vez en público cuándo se enteró y muchos, pensaron que lo había matado la CIA. Años después, el hecho fue reconocido por Montoneros.
El cadáver del secretario general de la Confederación General del Trabajo, José Ignacio Rucci, había quedado tirado frente a su casa de calle Avellaneda, del barrio de Flores, en la Capital Federal; luego de un intenso tiroteo que duró unos 20 minutos.
Al parecer, el asesinato que iba a ser bautizado luego como “Operativo Traviatta”, por los 23 agujeros con que se promocionaba la galletita de agua y los 35 balazos contados en el cadáver del jefe sindicalista, fue parte de una estrategia política de una parte de la cúpula de montoneros, comandada por Julio Roqué, un líder de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) que en esos días recién se sumaba a la organización peronista.
Se supone que la idea de Roqué y el grupo de militantes que participó de la emboscada fue la de enviar un mensaje a tres meses de la masacre de Ezeiza, ocurrida el 20 de junio de 1973, durante el tan esperado regreso de Perón al país, luego de 18 años de exilio. Un evento que terminó con un enfrentamiento armado entre la izquierda y la derecha peronista por la cercanía a su máximo líder y la influencia en su reconquista del poder, en el que Rucci fue un privilegiado: era quien sostenía el paraguas que protegía a Perón de la lluvia.
Para los montoneros, Rucci era un símbolo de la CGT y de la derecha peronista, que había mantenido varios cruces con el sindicalismo de izquierda, representado por Agustín Tosco.
Pero el crimen fue el gran error de Montoneros. Una realidad que iba a quedar demostrada el primero de mayo de 1974, cuando fue el propio Perón el que se refirió al asesinato y despreció a la organización política que lo había concretado, aunque aún no había reconocido de manera oficial el hecho.
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Pedro Eugenio Aramburu fue secuestrado el 29 de mayo de 1970 en la primera acción pública de los Montoneros. En cautiverio, fue acusado por su accionar durante el Golpe de Estado de 1955, los fusilamientos de José León Suárez de 1956 y la desaparición del cadáver embalsamado de Eva Perón. La organización Montoneros denominó las acusaciones "juicio popular", y dispuso su muerte. Aramburu fue asesinado por Fernando Abal Medina de un tiro de pistola en el sótano de la estancia La Celma en la localidad de Timote.
A comienzos de 1970 era un secreto a voces que Aramburu estaba a la búsqueda de un acuerdo con Perón para una salida electoral y, por supuesto, los Montoneros no lo ignoraban; consignaba el primer comunicado de la agrupación armada, que denunciaba el propósito de engañar al pueblo en una falsa democracia. La sentencia que se dictó a raíz de la muerte de Aramburu condenó a varios de los autores por el delito de homicidio, pero las penas no llegaron a cumplirse pues fueron amnistiados al llegar Héctor José Cámpora a la presidencia.
En 1974 el cuerpo de Aramburu fue secuestrado con el fin de presionar al gobierno constitucional de Perón a traer el cadáver de Evita, que se encontraba en la quinta "17 de octubre" de propiedad de Perón en España. Este hecho fue reconocido por la organización Montoneros.
Ivana Freije [Soundtrack: Boyar Nocturno. Divididos]